
Diferentes comunidades autónomas han mostrado su preocupación por la falta de médicos para el próximo verano, principalmente médicos de Atención primaria y pediatras. Comunidad Valenciana, Baleares o Castilla y León, son algunas de las comunidades que ya han dado la señal de alarma.

Aunque la telemedicina ya se utilizaba desde hacía mucho tiempo en diversos ámbitos, ha sido a raíz de la pandemia cuando ha adquirido un verdadero protagonismo. Por ejemplo, se utilizaba en los centros penitenciarios para atender a los internos sin necesidad de salir del centro. También para personas de centros de inserción social, o que estando en casa, tenían problemas de drogadicción o trastornos mentales crónicos incapacitantes, entre otros.

La incontinencia urinaria repercute negativamente en la vida de las personas. Adaptarse y aprender a vivir con los síntomas supone un importante reto psicológico para quienes la sufren, pero también para la familia y su entorno. Y es que, la incontinencia urinaria, además de afectar fisiológicamente a los pacientes, también lo hace sobre los pensamientos, las actitudes y las emociones.

La incontinencia urinaria es una enfermedad con elevada prevalencia, que muchas veces no se reconoce por los médicos hasta que los pacientes llevan demasiado tiempo sufriéndola. El impacto es devastador para cualquier persona, pero sobre todo en las mujeres.

La reciente encuesta realizada a 1.500 mujeres en España, dirigida por la profesora María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante y patrocinada por Organon, ha analizado las percepciones que tienen las mujeres sobre su estado de salud, con la finalidad de entender mejor sus verdaderas necesidades en este campo.

La pandemia ha representado un antes y un después en el sistema asistencial, obligando a los profesionales a asumir nuevos retos en muy poco tiempo, cambiar roles y competencias, así como actualizar las estrategias y protocolos existentes.