Síndrome de Burnout en profesionales sanitarios

Síndrome de Burnout en profesionales sanitarios

La importancia de la prevención

Se calcula que las personas dedican prácticamente un tercio de su vida al trabajo, donde desarrollan gran parte de sus relaciones personales y viven todo tipo de situaciones, incluidas las que generan momentos de tensión.

Cuando estas situaciones en el entorno laboral son constantes y perduran en el tiempo, pueden derivar en estrés laboral y Síndrome de Burnout.

  • El estrés es la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea, afectando cada año a cuarenta millones de trabajadores.
  • Se estima que un 12% de los trabajadores europeos puede padecer Síndrome de Burnout.

El Síndrome de Burnout es uno de los principales problemas de salud mental y representa la antesala de muchas patologías psíquicas, derivadas de la falta de control y la escasa prevención primaria.

El Síndrome de Burnout, o también llamado síndrome de estar quemado o de desgaste profesional, está reconocido como enfermedad por la OMS desde 2018.

¿Qué se entiende por Síndrome de Burnout?

El término de Burnout lo introdujo el psiquiatra Herbert Freudenberger, en 1974, cuando observó que unos voluntarios que trabajaban con personas toxicómanas, con el tiempo sufrían pérdida de energía, agotamiento y desmotivación por su trabajo. Además, pasaban a ser menos sensibles, agresivos y poco comprensivos con los pacientes, incluso dándoles un trato distante y cínico.

Entre los síntomas que caracterizan al Burnout, destacan los trastornos psicosomáticos, las manifestaciones emocionales y los síntomas conductuales.

El Síndrome de Burnout es un proceso que se desarrolla de manera progresiva y al final se convierte en crónico. Destacar que no se trata de un problema psiquiátrico, sino de una alteración del estado de ánimo y una disforia derivada de la actividad laboral, que en ocasiones puede acompañarse de sentimientos de culpa.

Freudenberger conceptualizó el Burnout como la sensación de agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral, que se desarrolla principalmente en aquellos profesionales que trabajan con personas.

No fue hasta 1982 cuando Marlach y Jackson crearon la escala MBI (Maslach Burnout Inventory), el instrumento estandarizado más importante para determinar el Síndrome de Burnout. Se trata de un cuestionario con 22 ítems que sirve para medir el desgaste profesional, la frecuencia y la intensidad con la que se sufre la enfermedad. (https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/multimedia/S1138359320300630:mmc1.pdf?idApp=UINPBA00004N)

El Síndrome de Burnout tiene un carácter tridimensional que afecta a nivel personal, social y profesional.

  • Nivel personal. Agotamiento y sensación de estar emocionalmente exhausto por las demandas del trabajo.
  • Nivel social. Despersonalización, desarrollo de sentimientos, actitudes y respuestas negativas, distantes y frías hacia otras personas, especialmente hacia los beneficiarios del trabajo y también los propios compañeros.
  • Nivel profesional. Dolorosa desilusión con sentimientos de fracaso y baja autoestima, sensación de no hacer adecuadamente las tareas y de ser incompetente en el trabajo.

El Síndrome de Burnout es una enfermedad profesional caracterizada por un alto nivel de agotamiento emocional y despersonalización, así como un nivel bajo de realización personal.

Los tres componentes pueden aparecer cíclicamente y repetirse en el tiempo, de modo que una misma persona puede experimentarlos varias veces en diferentes momentos de su vida, en él mismo o diferentes trabajos.

El Síndrome de Burnout en el entorno sanitario

El trabajo de los profesionales del ámbito de la salud puede llegar a ser física y emocionalmente agotador, al tener que enfrentarse constantemente a vivencias que requieren mucha implicación emocional (situaciones de vida y muerte, enfermedades graves, etc.).De hecho, un 45% de los sanitarios europeos podrían haber sufrido síntomas severos de Burnout. Se trata de una situación alarmante, especialmente después de la crisis de la COVID-19. La pandemia ha ejercido un gran impacto en el sistema sanitario, provocando importantes cambios que han agravado una situación preexistente, contribuyendo al aumento de la fatiga física y mental, ansiedad, estrés y agotamiento de los profesionales sanitarios.

Los principales estresores que afectan al colectivo sanitario son:

  • Exceso de estimulación aversiva. Deben enfrentarse constantemente al dolor, sufrimiento de los enfermos y la muerte.
  • Relación continua con los pacientes. Hay muchos enfermos que necesitan mayor grado de implicación y genera mayor dependencia de los profesionales.
  • Frustración relacionada con el no poder curar.
  • Excesiva carga de trabajo y elevada presión asistencial.
  • Poca formación en habilidades para el control de las emociones.
  • Turnos y horarios de trabajo irregulares.
  • Excesiva burocratización de las instituciones sanitarias.

La prevalencia del Burnout suele variar según la profesión o especialidad sanitaria. De mayor a menor prevalencia se encuentra enfermería, médicos residentes, médicos no residentes y auxiliares, y las áreas más afectadas suelen ser urgencias, cuidados intensivos y paliativos.

Es importante destacar que el Síndrome de Burnout no solo afecta al bienestar psicológico de los profesionales, también repercute en la calidad asistencial y tratamientos de los pacientes, así como en el propio funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios.

Identificación y diferenciación

En ocasiones, el Síndrome de Burnout puede confundirse con otros conceptos que se pueden solapar, como depresión, estrés o insatisfacción laboral. Es importante poder diferenciarlos.

  • Depresión y Burnout. La depresión aúna varios síntomas generalizados del individuo, a diferencia del Burnout que es temporal y afecta específicamente al ámbito laboral.
  • Estrés y Burnout. Mientras el estrés se relaciona con varios aspectos de la vida cotidiana, el Burnout se vincula exclusivamente al ámbito profesional, por lo que suele considerarse una forma de estrés laboral.
  • Burnout e insatisfacción laboral. En ambos casos se trata de experiencias psicológicas internas y negativas, pero la desmotivación emocional y cognitiva del Síndrome de Burnout no se relaciona con la sobrecarga de trabajo. Incluye también cambios de conducta hacia las personas objeto de la actividad laboral, cambios en la calidad del trabajo, así como agotamiento y disminución de la energía para trabajar.

Factores de riesgo

Las variables personales y organizativas son las más relevantes a la hora de valorar los factores de riesgo del Síndrome de Burnout.

·  Variables personales. Se incluyen edad, sexo, estado civil, antigüedad en el trabajo, personalidad y estrategias de afrontamiento.

  • Edad. Se ha demostrado mayor nivel de Síndrome de Burnout entre los 40 y 45 años de edad.
  • Antigüedad en el trabajo. El síndrome aparece con mayor frecuencia entre los 5 y 10 años de antigüedad.
  • Personalidad y psicopatologías. El Burnout se asocia a las psicopatologías y morbilidad psiquiátrica, tales como ansiedad y depresión.
  • Sexo y estado civil. Los estudios sobre estas variables no son concluyentes. En general, el sexo actúa como una variable moderadora más que mostrar un efecto global consistente. Respecto al estado civil, algunos estudios señalan las personas casadas como más propensas al Burnout y en otros, son el grupo de separados y divorciados.

·  Variables organizativas. El clima y bienestar laboral, el grado de autonomía, el apoyo social, la ambigüedad de rol y la falta de reciprocidad, son las variables organizativas más relevantes que se relacionan con el Burnout.

  • Clima laboral. Cuanto más positivo sea el ambiente y mayor satisfacción laboral, menor estrés en el trabajo.
  • Grado de autonomía o independencia. El nivel de autonomía de los profesionales se considera un antecedente en los casos de Burnout.
  • Ambigüedad de rol. La incertidumbre entre las exigencias y los métodos para poder ejecutarlas favorece el desarrollo de Burnout.
  • Falta de reciprocidad de rol. La falta de recompensa de los profesionales por parte de los pacientes y de la organización facilita el Burnout.
  • Apoyo social. Se trata de un factor que actúa como amortiguador de las consecuencias del estrés.

Otros aspectos que también se relacionan con el Síndrome de Burnout son el número de horas de trabajo, el tipo de contrato y tipo de servicio. Los profesionales que pasan más horas en el trabajo con un contrato eventual o cambiante, sufren mayor grado de desgaste.  De hecho, la falta de recursos y la carga de trabajo actúan como factores de estrés para muchos profesionales.

Respecto a la relación entre el Burnout y el ambiente de trabajo, se han identificado algunas variables psicosociales que contribuyen al Burnout, como el nivel de cohesión entre los compañeros, la estructura de la organización, la comunicación o la presión en el trabajo.

Recomendaciones y prevención

El Síndrome de Burnout supone una situación muy dolorosa para el profesional cuando el estrés que soporta supera la resiliencia. Sin embargo, es una situación reversible sobre la que vale la pena intervenir lo antes posible.

Cualquier intervención básica se debe centrar en el autocuidado, la prevención, el tratamiento y la recuperación. Las actuaciones deben incluir el afrontamiento de estilos de trabajo y la satisfacción profesional.

Algunas intervenciones que han demostrado ser útiles frente al Burnout son:

  • Disminuir la carga excesiva de trabajo y proporcionar formación sobre la gestión óptima del tiempo.
  • Cambios organizativos.
  • Involucrar y escuchar a los profesionales en la toma de decisiones.
  • Aumentar la capacidad de autogestión y entrenamiento en la resolución de problemas.
  • Apoyar a los profesionales en las situaciones difíciles, facilitando los cambios que sean razonables.
  • Reconocer los esfuerzos y buenos resultados.
  • Abordar proactivamente las situaciones de mal ambiente laboral.
  • Ofrecer programas de mejora del bienestar, resistencia, resiliencia y recuperación.
  • Favorecer el trabajo en equipo y estimular la relación entre compañeros como elemento protector del estrés.
  • Integrar formación sobre habilidades emocionales y autoconocimiento, así como terapias basadas en la aceptación, compromiso y mindfulness.
  • Ofrecer estrategias orientadas al manejo del estrés y aprendizaje de técnicas de relajación para evitar el desgaste psíquico.
  • Desarrollar las capacidades para identificar, comprender y regular los estados emocionales. Es importante proporcionar a los clínicos la capacitación para mejorar su confianza en el manejo de las emociones, tanto de las propias como de las de sus pacientes.

De hecho, la falta de confianza en el manejo de las propias emociones es un predictor del agotamiento emocional, y la falta de confianza en el manejo de las emociones de los pacientes predice la despersonalización.

Factores de protección frente al Síndrome de Burnout

Eficacia profesional, autonomía, horas de sueño y descanso, trabajo en equipo, apoyo de dirección, compañerismo, personalidad resistente, inteligencia emocional y satisfacción laboral.

Un clima organizativo en el que los trabajadores se sientan cómodos, implicados e integrados, con una buena relación con los compañeros y los jefes, es lo más recomendable si se quieren reducir los momentos de tensión y mejorar la consecución de metas y objetivos.

El Síndrome de Burnout es una enfermedad multifactorial que requiere una intervención multidisciplinar y debe incluir la participación activa del individuo y de la propia organización.

Burnout y calidad de vida

Algunas medidas preventivas del estrés y del Síndrome de Burnout están muy relacionadas con la calidad de vida.

  • Ejercicio. Hacer ejercicio regularmente reduce los niveles de la hormona del estrés y mejora el estado de ánimo.
  • Buenos hábitos alimenticios. Comida sana y evitar el alcohol y la cafeína.
  • Descanso. Dormir 7-8 horas regularmente mejora notablemente el estrés.
  • Tiempo libre. Es fundamental poder disponer de tiempo libre y mantener una red de amigos y familiares.

Es importante que todas las instituciones valoren y reconozcan el trabajo de los profesionales sanitarios y se invierta en su bienestar psicológico. La detección del Síndrome de Burnout en todas las organizaciones sanitarias, tanto en las grandes, hospitales y clínicas, como en las más pequeñas, consultas médicas, debe permitir identificar a las personas desmotivadas y estresadas, para poder intervenir precozmente ante cualquier situación de tensión.

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