Seguridad laboral frente a pacientes y familiares

Seguridad laboral frente a pacientes y familiares

El principal activo de los sistemas de salud son sus profesionales. Su figura es clave para la resiliencia de cualquier sistema sanitario, especialmente relevante cuando existen situaciones de crisis, como la vivida recientemente durante la pandemia.

La pandemia de la COVID-19 ha representado un gran desafío a todos los niveles, especialmente para la atención sanitaria y todos sus profesionales. A raíz de la pandemia se ha puesto de manifiesto hasta qué punto la protección de los sanitarios es clave para garantizar el funcionamiento del sistema de salud y de la sociedad.

Trabajar en situaciones muy estresantes multiplica los riesgos a los que se exponen los profesionales.

La COVID-19 ha expuesto a los trabajadores sanitarios y a sus familias a unos niveles de riesgo sin precedentes, no sólo por el aumento del número de infecciones y de enfermedades físicas y mentales, también por el riesgo de sufrir todo tipo de agresiones.

La OMS ha evidenciado que a raíz de pandemia han aumentado las notificaciones por parte de los trabajadores sanitarios de episodios de acoso verbal, discriminación y violencia física, haciendo un llamamiento a los gobiernos y gestores para que se ocupen de las constantes amenazas que sufren diariamente muchos profesionales sanitarios.

La seguridad en el trabajo de los profesionales sanitarios según la OMS

La OMS publicó en 2020 la Carta de Seguridad de los Trabajadores de la Salud (https://www.who.int/news-room/detail/17-09-2020-keep-health-workers-safe-to-keep-patients-safe-who), con el objetivo dehacer un llamamiento a los gobiernos y gestores sanitarios para que implementen las medidas de protección necesarias frente a los peligros que afectan al colectivo sanitario, tanto físicos, biológicos, psicológicos, como frente a las agresiones.

En relación a la protección de los profesionales sanitarios frente a las situaciones de violencia en su lugar de trabajo, la OMS recomienda:

  • Adoptar y aplicar, de conformidad con la legislación nacional, las políticas y mecanismos pertinentes para prevenir y eliminar la violencia en el sector de la salud.
  • Promover la cultura de tolerancia cero ante la violencia contra los profesionales sanitarios.  
  • Revisar las leyes vigentes e introducir legislación específica para prevenir la violencia en los centros de salud cuando sea necesario.
  • Asegurar que se aplican las políticas y reglamentos de prevención de la violencia y proteger a los trabajadores sanitarios.
  • Establecer mecanismos específicos, como mediadores o líneas telefónicas de ayuda, para apoyar a los profesionales que hayan sido agredidos. 

Seguridad laboral frente a pacientes y familiares

La relación que existe entre los usuarios del sistema de salud y los profesionales sanitarios puede derivar en situaciones de agresividad. Y aunque se trata de un fenómeno que afecta a cualquier tipo de empresa o centro, las acciones violentas sobre los profesionales sanitarios han ido en aumento los últimos años, llegando a representar una gran preocupación para este colectivo.

Según una encuesta realizada en la Unión Europea, el 4% de los trabajadores aseguraban haber sido víctimas alguna vez de violencia física, y otros muchos habían sufrido amenazas e insultos.

La violencia en el lugar de trabajo atenta contra la dignidad y los derechos de los trabajadores, pero también es una amenaza para la eficiencia y el éxito del trabajo realizado.

En cuanto a las consecuencias que sufren los profesionales sanitarios, son diferentes según la situación y cada persona, pudiendo ir desde la desmotivación y pérdida de satisfacción profesional, hasta el daño físico y psíquico. 

Las situaciones de agresión causan un gran impacto emocional a quienes la sufren.

Según una investigación realizada en Cataluña, más del 75% de los médicos opina que las agresiones en el lugar de trabajo pueden influir negativamente en la calidad de la práctica profesional:

  • Favorecen la medicina defensiva.
  • Se satisfacen las demandas inapropiadas de los enfermos.
  • Reducen el tiempo de las visitas a los enfermos potencialmente conflictivos.

Claves para la protección de los profesionales sanitarios 

Las actuaciones contra la violencia que reciben los profesionales sanitarios debe ser un tema prioritario para los gestores y las autoridades sanitarias. Sin embargo, aunque las medidas implementadas para prevenir y contrarrestar las situaciones de violencia puedan reducir su incidencia e intensidad, no se podrán erradicar, ya que se relacionan con factores sociales y culturales muy difíciles de abordar.

Las principales medidas a tener en cuenta son: 

  • Medidas preventivas. Proporcionar habilidades de comunicación a los profesionales sanitarios para mejorar la interacción con pacientes y familiares.
  • Acciones contra los agresores. Tener identificados a los pacientes agresivos para asignarle al médico un acompañante durante la visita médica, o en la denuncia al juzgado si fuera necesario.
  • Actuaciones en caso de incidentes. Tener protocolos que establezcan explícitamente qué hacer en caso de sufrir una situación de agresión por parte de un paciente. 

La importancia de las medidas preventivas 

Para abordar de forma integral el problema de las agresiones, se considera prioritario desarrollar programas de formación específicos dirigidos a todos los profesionales sanitarios sobre cómo manejar las situaciones conflictivas. Se trata de obtener las habilidades necesarias para afrontar las situaciones de riesgo y de estrés con efectividad, así como controlar el ambiente de trabajo.

Los objetivos de los planes de formación para capacitación y competencias profesionales son:

  • Analizar la relación de los profesionales con los pacientes y familiares en las situaciones agresivas y de conflicto.
  • Debatir sobre estrategias de mejora a desarrollar para dar respuesta a estas situaciones.
  • Entrenamiento específico sobre la relación profesional-paciente para conseguir una atención más eficaz en dichas situaciones.

Recomendaciones de contenidos de formación:

  • Comunicación en situaciones difíciles.
  • Elementos que facilitan y dificultan la comunicación.
  • Técnicas de asertividad.
  • Escucha activa.
  • Comunicación no verbal.
  • Técnicas y habilidades de negociación.
  • Autocontrol emocional y manejo del estrés.

Además de la formación de los profesionales, la administración también puede actuar sobre las infraestructuras de los hospitales y centro sanitarios. Se trata de dotar a los centros de algunos recursos fáciles de implementar para conseguir que la prestación asistencial se realice en un ambiente de confianza y seguridad.

Algunos ejemplos de medidas estructurales que se pueden implementar son:

  • Medidas de seguridad pasiva. Dispositivos de alarma o interfonos en las consultas, videocámaras de vigilancia en determinadas estancias, siempre garantizando la confidencialidad e intimidad de profesionales y usuarios. También salidas alternativas en las consultas y acompañar al profesional cuando haya riesgo.
  • Medidas de seguridad activa. Contratar servicios de seguridad privada en los centros, departamentos o determinados horarios que se consideren de riesgo.
  • Medidas de seguridad en la atención domiciliaria. Se recomienda en aquellos casos que la realización de la visita domiciliaria suponga un riesgo para el profesional sanitario. 

Los profesionales sanitarios deben ser cuidados para que ellos puedan cuidar.

Recomendaciones de actuación ante una agresión y medidas de atención a los profesionales.

Los pasos recomendados ante una agresión son:

  • Situación de agresión. Cuando el profesional perciba un posible riesgo, lo primero es solicitar ayuda al vigilante de seguridad si el centro dispone de este personal. En caso contrario, se recomienda la presencia de algún compañero o persona cercana para ayudar ante la situación de violencia y que además pueda servir como testigo de los hechos. 
  • Alertar a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Cuando la situación del punto anterior persiste y es imposible disuadir al agresor, se recomienda avisar a la Policía. 
  • Comunicar el incidente al responsable del centro. Una vez solucionada la situación de la agresión, se debe notificar al responsable del  Centro, gerente del Área, director del Hospital, etc. 
  • Traslado al Servicio de Medicina Preventiva o Urgencias. El profesional agredido puede dirigirse al Servicio de Medicina Preventiva o a Urgencias cuando existan lesiones para poder realizar la valoración y posterior elaboración del informe.  
  • Denuncia ante el órgano competente. Como último paso se realiza la denuncia de los hechos ante el órgano competente. 

Una vez finalizado el procedimiento o protocolo que exista en cada centro de trabajo, también es importante atender al profesional sanitario que haya sido agredido, ofreciéndole apoyo psicológico si es necesario y asesoramiento jurídico cuando se denuncien los hechos.

Mejorando la seguridad de los profesionales, no solo se mejoran los resultados de los pacientes, sino que también mejoran los resultados de los sistemas de salud.

Para ello, es necesario trabajar desde todos los ámbitos y organizaciones. Solo así se conseguirá mejorar el ambiente laboral de los profesionales sanitarios y una mejor prestación de los servicios para los ciudadanos. 

Bibliografía

  1. Torijano Casalengua M.L., et. al. La seguridad de los profesionales como condición indispensable para la seguridad de los pacientes. Atención Primaria 53 (2021) 102216.
  2. OMS: Garantizar la seguridad de los trabajadores de la salud para preservar la de los pacientes. Organización Mundial de la Salud. Septiembre 2020.
  3. Plan de prevención y atención de agresiones para los profesionales del sistema sanitario público de Andalucía. Consejería de Salud. Servicio Andaluz de Salud. Junta de Andalucía. 
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