Un estudio en EE. UU. revela que eliminar el cambio horario estacional podría evitar hasta 300.000 ictus y 2,6 millones de casos de obesidad. La ciencia pide luz: luz natural.
Cada marzo y octubre, la misma pregunta: ¿qué sentido tiene seguir cambiando la hora? Más allá de ganar luz o ahorrar energía, el impacto del cambio horario en nuestro cuerpo es real, y cada vez más estudios lo demuestran. El último, liderado por la Universidad de Stanford y publicado en PNAS, aporta cifras contundentes: mantener un horario estable —especialmente el de invierno— podría prevenir miles de problemas de salud.
El estudio
El estudio, firmado por el profesor Jamie Zeitzer y la investigadora Lara Weed, se basa en modelos matemáticos aplicados a la población estadounidense. Analiza cómo distintas opciones horarias (horario estándar, horario de verano o cambios bianuales) afectan al ritmo circadiano, ese reloj interno que regula procesos vitales como el sueño, la digestión, el metabolismo o la respuesta inmunitaria.
Cuando recibimos luz por la mañana, el ciclo circadiano se acelera. Cuando recibimos luz por la tarde, lo ralentizamos – Jaime Zeitzer.
Cuando hay una discordancia entre la luz natural y nuestros horarios sociales, ese reloj interno se desajusta. La exposición a luz artificial por la tarde y la falta de luz natural por la mañana interfiere con la sincronización del organismo y puede favorecer enfermedades metabólicas, cardiovasculares y trastornos del estado de ánimo.
El impacto en números
Descubrimos que mantener el horario estándar [el horario de invierno] o el de ahorro energético [el horario de verano] es definitivamente mejor que cambiarlo dos veces al año – Jaime Zeitzer.
Según sus cálculos, mantener este horario evitaría hasta 2,6 millones de casos de obesidad en la población estadounidense, así como 300.000 accidentes cerebrovasculares al año. Incluso optar por el horario de verano permanente -una opción menos alineada con los ritmos biológicos naturales- seguiría teniendo efectos positivos: se estima que permitiría reducir en 1,7 millones los casos de obesidad y en 220.000 los ictus anuales.
Estos porcentajes, que a primera vista pueden parecer pequeños, se traducen en un impacto poblacional masivo si se considera la frecuencia con la que se presentan estas enfermedades. El mensaje del estudio es claro: incluso una pequeña mejora en la sincronización entre nuestro reloj biológico y el entorno puede tener consecuencias significativas para la salud pública. Por eso, mantener un horario fijo —y preferiblemente el más cercano a la luz solar natural— se perfila como una de las formas más sencillas y eficaces de mejorar el bienestar colectivo.
Aunque las conclusiones del estudio son contundentes, los propios autores reconocen ciertas limitaciones. Entre ellas, destacan que no se han tenido en cuenta factores reales que pueden influir en la exposición a la luz, como el clima, la geografía o los hábitos individuales de cada persona. Aun así, el trabajo aporta evidencia sólida sobre un tema que regresa inevitablemente a la conversación pública cada seis meses: ¿de verdad es beneficioso seguir cambiando la hora en primavera y otoño, o ha llegado el momento de repensar esta costumbre a la luz —nunca mejor dicho— de lo que dice la ciencia?
Otras afectaciones
Expertas como María José Martínez Madrid, coordinadora del Grupo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño, insisten en que los efectos del cambio horario van mucho más allá de sentirse cansado unos días:
“Afecta al sueño, al estado anímico, al rendimiento y también al sistema cardiovascular, metabólico y gastrointestinal. Nuestra recomendación es clara: eliminar los cambios estacionales de hora.“
Desde la Sociedad Española de Neurología, la doctora Celia García Malo subraya que los más vulnerables, niños, personas mayores o con trastornos del sueño, son quienes más sufren estos ajustes artificiales.
En la infancia, por ejemplo, el cambio de hora altera rutinas básicas como comer, dormir o jugar, y se ha asociado con cambios en el estado de ánimo por la falta de luz natural por las tardes.

¿Cómo viven los niños?
La infancia es especialmente sensible a estas alteraciones. El cambio horario puede afectar al estado de ánimo de los niños, debido a la menor exposición a luz natural por las tardes, lo que reduce la producción de serotonina, un neurotransmisor clave en el bienestar emocional.
Además, la alteración de rutinas diarias como dormir, comer o jugar genera confusión, irritabilidad y malestar, especialmente en edades tempranas donde la estabilidad horaria es fundamental.
¿Cuál es el mejor horario? Un nuevo debate
Sin embargo, el debate no se cierra con eliminar el cambio de hora. Como recuerda el investigador Jorge Mira Pérez, miembro de la comisión gubernamental que estudia la reforma horaria en España, la elección del horario fijo también importa.
España lleva décadas en un huso horario que no le corresponde. Estamos adelantados respecto al sol, lo que favorece hábitos nocturnos y acumulamos deuda de sueño.
Por eso, mantener el horario de invierno (GMT+1 o incluso GMT0, el que geográficamente nos corresponde) sería lo más recomendable desde el punto de vista circadiano, según coinciden varios expertos. No se trata solo de dejar de cambiar la hora, sino de alinear nuestros horarios con la luz natural.

Es hora de un cambio
El debate sobre el cambio de hora ya no se limita a cuestiones energéticas o logísticas: es también una conversación de salud pública. Aunque los estudios no siempre coinciden en cuál sería el mejor horario permanente, sí apuntan, con creciente claridad, a que la desincronización entre nuestros ritmos biológicos y la luz solar tiene efectos reales sobre el sueño, el metabolismo, la salud mental y cardiovascular.
Algunos expertos defienden el horario estándar (de invierno), otros plantean matices geográficos o sociales que podrían condicionar esa elección. Lo que sí sabemos con certeza es que estar alineados con el sol favorece una mejor salud circadiana, y que reducir la interferencia artificial sobre nuestros relojes internos podría tener beneficios colectivos importantes.
Sí que hay una dirección clara: necesitamos criterios unificados y decisiones basadas en evidencia científica, porque el bienestar de millones de personas es cuestión de tiempo.
Fuentes
Diario Médico. “Luz verde a dar voz a las cardiopatías congénitas”. Publicado el 20 de octubre de 2025. Disponible en: https://www.diariomedico.com/medicina/cardiologia/luz-verde-voz-cardiopatias-congenitas.hml
20 Minutos. “Los expertos defienden eliminar los cambios de hora: alteran el reloj biológico e impactan en la salud”. Publicado el 29 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.20minutos.es/ciencia/los-expertos-defienden-eliminar-los-cambios-hora-alteran-reloj-biologico-impactan-salud_6530598_0.html
El País. “El cambio de hora no nos enferma, nos sincroniza con el sol”. Publicado el 22 de octubre de 2025. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2025-10-22/el-cambio-de-hora-no-nos-enferma-nos-sincroniza-con-el-sol.html
Santalucía Seguros. “¿Cómo afecta el cambio de hora a la salud?”. Consultado en octubre de 2025. Disponible en: https://www.santalucia.es/seguros-salud/articulos/como-afecta-cambio-de-hora