La crisis sanitaria por la COVID-19 ha puesto en primer plano la importancia de la salud pública, sobre todo, por la gran debilidad que han demostrado tener estas estructuras en España durante la pandemia.
Ante todo, es importante diferenciar entre salud pública y sanidad pública.
Mientras la sanidad pública se centra en los servicios asistenciales dirigidos a los cuidados, la salud pública está más orientada a la promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
Así, de acuerdo con la Ley general de Salud Pública de 2011, se la define como “el conjunto de actividades organizadas por las administraciones públicas, empresas y organizaciones ciudadanas, con la finalidad de actuar sobre los procesos y factores que más influyen en la salud, para prevenir la enfermedad y proteger y promover la salud de las personas, tanto en el ámbito individual como en el colectivo”.
Las principales funciones y prácticas de salud pública que pueden considerarse esenciales para garantizar el acceso a la promoción y protección de la salud son:
- Monitorización y valoración del estado de salud y sus determinantes.
- Vigilancia de los riesgos que afectan a la salud y dar respuesta a las alertas y emergencias.
- Capacitar a la población en temas de salud.
- Fomentar colaboraciones y alianzas para generar salud.
- Desarrollar políticas de salud pública y de apoyo a otras políticas de salud.
- Velar por el cumplimiento de leyes y normativas para protegerse frente a los riesgos presentes y futuros.
- Conectar a las personas con los servicios de salud que necesiten.
- Promover la gestión de salud pública orientada a la excelencia.
Para poner en práctica todos estos servicios y disponer de una salud pública de calidad, se necesitan diversidad de competencias profesionales de naturaleza multidisciplinar, así como conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas mediante una formación específica.
Profesión y profesionales de salud pública
Aunque en España no existe la profesión de salud pública como tal, se considera que esta está constituida por aquellos profesionales que desarrollan actividades propias de salud pública.
La complejidad y diversidad de las competencias profesionales implicadas en la salud pública, obliga a conectar todo tipo de actitudes, conocimientos y habilidades. En este contexto, los profesionales de salud pública deben ser capaces de desarrollar diferentes tipos de actividades con el objetivo común de promover y proteger la salud de las personas en las comunidades donde viven y trabajan.
Las acciones de salud pública a implementar dependerán de la naturaleza y magnitud de los problemas que afectan a la salud concreta de cada comunidad y según el conocimiento científico y los recursos disponibles en cada momento. La equidad debe ser una prioridad en todas las actividades de salud pública.
En España hay muchos especialistas que trabajan en salud pública, sin embargo, los únicos que formalmente tienen la especialidad en medicina preventiva y salud pública son los médicos. Con la intención de solventar esta circunstancia, en la disposición adicional primera de la Ley General de Salud Pública, ya se menciona la ampliación de la especialización en salud pública para el resto de profesionales sanitarios.
Más allá de la teoría, en la práctica, las funciones de salud pública están desarrolladas mayoritariamente por veterinarios, seguido por farmacéuticos, enfermeras y médicos en último lugar. En concreto, farmacéuticos y veterinarios se encargan de los temas relacionados con la protección de la salud (inspección y seguridad alimentaria, sanidad ambiental y control de medicamentos en el caso de los farmacéuticos). Las enfermeras suelen estar más enfocadas en la promoción de la salud y los médicos representan el grupo más numeroso en epidemiología.
Desde las administraciones debe garantizarse una salud pública de calidad, donde participen todos aquellos profesionales que acrediten la capacidad técnica suficiente para dar respuesta a los problemas actuales y futuros, como es el caso de los farmacéuticos.
El importante rol del farmacéutico como agente de salud pública
La salud pública se considera un concepto transversal que abarca muchas áreas del sistema sanitario, donde los farmacéuticos realizan multitud de acciones de salud pública dirigidas a proteger la salud de la población.
Normalmente su papel en la salud pública se relaciona principalmente con la vigilancia sanitaria, la salud ambiental o la seguridad alimentaria, sin embargo, también interviene en muchos otros ámbitos a través de múltiples actividades, la mayoría de veces imperceptibles para la ciudadanía.
Los farmacéuticos de salud pública son agentes sanitarios activos en el ámbito de la salud ambiental, seguridad alimentaria, promoción de la salud, epidemiología, vigilancia de la salud e inspección y control de medicamentos, entre otras. En definitiva, los farmacéuticos trabajan al servicio de la salud, más allá de los medicamentos.
Principales funciones del farmacéutico de salud pública
El farmacéutico de salud pública gestiona un conjunto de problemas y riesgos relacionados con la salud de la comunidad. Dentro de su perfil de competencias, ejerce funciones muy variadas, desde la custodia y control de medicamentos, hasta la seguridad alimentaria o la promoción de la salud y prevención de enfermedades.
En España hay aproximadamente 2.000 farmacéuticos de salud pública y sus principales actividades son:
- Actividades generales. Formación, docencia e investigación, así como asesoramiento en actividades relacionadas con la salud pública.
- Atención farmacéutica integral y control de medicamentos utilizados en salud pública (vacunas, etc.).
- Higiene alimentaria.
- Control oficial de los productos alimenticios de su competencia, principalmente los de origen vegetal.
- Desarrollo de programas de seguridad alimentaria.
- Operaciones de control para autorizaciones sanitarias.
- Asesoramiento a las entidades locales.
- Participación en programas de salud y de educación sanitaria.
- Emisión de informes de calificación sobre actividades insalubres, nocivas y peligrosas.
- Emisión de certificados de exportación.
- Sanidad ambiental.
- Control y vigilancia de aguas de consumo humano, incluyendo captación, almacenamiento, tratamiento y distribución del agua.
- Vigilancia de las fuentes públicas que están fuera la red de distribución.
- Informes para licencias medioambientales.
- Vigilancia y control de establecimientos y actividades acuáticas, de esparcimiento y de ocio (piscinas, etc.).
- Programa de temperaturas extremas. Protocolos de actuación en situaciones de alerta.
- Control de instalaciones e informes para licencias de apertura de campings.
- Control y vigilancia de instalaciones de riesgo de legionelosis.
- Informes para estudios de impacto ambiental.
- Vigilancia sanitaria de la población, especialmente en situaciones de exposición a productos químicos peligrosos y biocidas.
- Salud ambiental y laboral. Participación en programas de vigilancia sanitaria de los biocidas (plaguicidas).
Todo ello, sin olvidar la vocación de servicio de este colectivo y su importante colaboración a la hora de reforzar la igualdad en el acceso a los medicamentos, el apoyo y la atención que ofrecen a los colectivos más vulnerables (personas mayores, enfermos crónicos, niños, etc.), o su implicación para ayudar a aliviar la presión de los centros de salud.
Experiencias y casos de éxito
La colaboración entre farmacias, administraciones públicas y otras instituciones de diferentes ámbitos han permitido poner en práctica proyectos y experiencias de alto valor, que han demostrado mejorar con éxito la salud y calidad de vida de las personas. Algunos ejemplos de casos de éxito son:
- Proyecto JunTOS para la mejora de la atención farmacéutica a los pacientes trasplantados de órgano sólido. Proyecto promovido por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y organizaciones de pacientes.
- Campaña “Benzostopjuntos” para la reducción del consumo de tranquilizantes y promover su correcto uso. Iniciativa promovida por la Consejería de Salud, Atención Primaria y las farmacias de Andalucía.
- Servicio de “Entrega de medicación hospitalaria a través de farmacias comunitarias”. Iniciativa surgida durante la pandemia y que ya se ha consolidado en muchos hospitales.
- Proyecto AxónIctus. Servicio para la detección precoz de la fibrilación auricular y la prevención del ictus desde las farmacias comunitarias de Andalucía.
El futuro de la salud pública. Nuevos retos
La prevención y detección precoz de enfermedades, la educación sanitaria o la concienciación mediante campañas de vacunación, suponen algunos de los retos de salud pública presentes y futuros más importantes que involucran directamente a la farmacia comunitaria. Todo ello, sin olvidar las acciones de salud pública que actualmente los farmacéuticos ya están realizando en temas de vigilancia y gestión de medicamentos y de control alimentario.
El enorme potencial que ofrecen estas actuaciones, muestra la necesidad de seguir trabajando de forma coordinada para continuar avanzando en la mejora de la atención y salud de los pacientes.
El pasado enero de 2024 se aprobó el proyecto de ley para la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, cuyo principal objetivo es afrontar los riesgos y amenazas para la salud de los ciudadanos y mejorar la equidad en este ámbito.
Las misiones fundamentales de la Agencia Estatal de Salud Pública son:
- Modernizar y cohesionar los sistemas de vigilancia del estado de salud de la población.
- Incorporar el concepto de “One Health”, relacionando la salud de las personas con la salud ambiental y animal.
- Adaptar el sistema de salud a las amenazas y anticiparse. Como ejemplo, el reto que supone el cambio climático.
- Mejorar la coordinación y colaboración con la comunidad científica, la industria, las administraciones y las instituciones, monitorizando y acompañando las diferentes estrategias de respuesta.
- Evaluar los principales determinantes que impactan en la salud de la población.
Aunque los farmacéuticos llevan más de dos siglos realizando tareas de salud pública, muchas veces se han sentido una parte olvidada dentro de la misma. Pero, aprovechando el nuevo proyecto de la Agencia de Salud Pública, se inicia una nueva etapa y se abre la posibilidad de unir a todos los profesionales sanitarios con un mismo objetivo común.