Las personas de la tercera edad que acuden a la farmacia, agradecen una atención cercana y empática por parte de los profesionales farmacéuticos. Esta tarea puede suponer un reto para ellos, sobre todo a nivel comunicativo. Deben satisfacer las necesidades del paciente a la hora de comprar medicamentos y resolver todas las consultas que pueda tener.
El pasado sábado 25 de septiembre se celebró el Día Mundial del Farmacéutico. Por ello, queremos regalarte estos 8 consejos para mejorar la comunicación con tus pacientes mayores y proporcionarles el mejor trato:
Mucha claridad y paciencia
Activa tu empatía. Sabemos que en la farmacia cada día entran decenas de nuevos clientes. A veces, el exceso de trabajo puede llevar a no prestar la atención óptima a cada uno de ellos. Los pacientes mayores pueden sentirse muy frustrados cuando no se les dedica el tiempo necesario ni se deja que se expresen.
Utiliza un tono claro y pausado
Utiliza, siempre que puedas, palabras sencillas para que la comunicación sea lo más efectiva posible. Los clientes mayores buscan que les expliquen y resuelvan con claridad y de manera sencilla todo lo que desean conocer sobre las medicinas e indicaciones recetadas por el médico. Debes tener una actitud tranquilizadora para que el cliente se sienta cómodo y relajado. ¿Nuestra recomendación? Puedes ayudarte de esquemas o infografías en tus explicaciones. En esta sección de nuestra web encontrarás algunas de gran utilidad.
No utilices un lenguaje demasiado técnico
Deja a un lado los tecnicismo y términos confusos difíciles de entender. Lo mejor será que le expliques de manera sencilla qué medicamentos debe tomar, para qué lo debe tomar y durante cuánto tiempo. Seguramente te resulte familiar esa situación en la que el paciente de edad avanzada se queja porque el farmacéutico le habla como el médico.
Preocúpate por su estado de ánimo y salud
La cercanía y familiaridad percibidas ayudan a que el cliente se relaje y se sienta cómodo. Busca un lugar tranquilo en la farmacia para dedicarle el tiempo que sea necesario y deja para después otras tareas. El contacto visual es clave para ganarte su confianza y seguridad, evita mirar demasiado la pantalla del ordenador o las recetas.
Ayúdate de sus familiares
Es muy común que algunos pacientes vayan acompañados de un familiar o asistente sanitario a la farmacia. En estos casos la comunicación resulta mucho más sencilla.
Tu labor será cerciorarte de que aprenda a suministrar los medicamentos o que el acompañante cuente con las habilidades para tratarle de manera adecuada. No olvides respetar siempre la independencia y las decisiones del paciente.
Resuelve todas sus dudas y asegúrate de que entiende la información
Ten presente que la memoria y la capacidad retentiva disminuyen con la edad, por lo que debes preguntar y escuchar a cada cliente para saber cuáles son sus limitaciones. Una vez le haya atendido, asegúrate de que comprende a la perfección las indicaciones sobre los medicamentos, posibles efectos secundarios, las dosis y tiempos y las consecuencias que pueden sufrir en caso de no tomarlos.
Saca a relucir tu lado más amable, pregunta si necesita alguna aclaración. Agradecerá esas atenciones adicionales y se sentirá acompañado durante el tratamiento.
La sonrisa nunca falla
Tu sonrisa es la encargada de aportar ese toque de cercanía y humanidad. Ayuda a demostrar que comprendes su situación, además muestra indirectamente la paciencia que requiere la conversación. Como se suele decir, una sonrisa vale más que mil palabras.
Esperamos te hayan resultado útiles estos consejos.
¡Nos leemos la semana que viene!